martes, 10 de septiembre de 2013

Crítica: La Caída de la Casa Blanca

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No se puede pedir una película palomera de Verano más entretenida que La Caída de la Casa Blanca. Esta cinta la protoganizan Channing Tatum, quien es bastante conocido por haber estado en algunos filmes de acción como G.I. Joe, y Jamie Foxx, quien interpreta al presidente de los Estados Unidos en una especie de extraña parodia de Barack Obama.

La Caída de la Casa Blanca fue dirigida por Roland Emmerich. Seguro que a muchos les sonará el nombre, ya que él estuvo detrás de películas como El Día Después de Mañana, la versión de 1998 de Godzilla, 2012 e incluso Día de la Independencia, de la cual hay una pequeña parodia en esta nueva cinta con un tour bastante divertido por la casa presidencial estadounidense.

El papel de Tatum es el de un policía llamado John Cale, quien, para demostrarle a su hija lo mucho que la quiere (que por cierto cabe mencionar que es una pequeña obsesionada con la política de Estados Unidos), logra obtener pases para una visita guiada por la Casa Blanca, además de una entrevista con el Servicio Secreto, ya que también desea pertenecer al grupo que se encarga de proteger al presidente.

Sin embargo, las cosas no salen bien en la entrevista y es rechazado, aunque afortunadamente para Cale, obtiene una segunda oportunidad de demostrar su valía cuando un grupo de terroristas ha logrado introducir un cargamento de armas y explosivos a la Casa Blanca para lograr capturar al presidente y así obtener algo que más adelante sabemos qué es.

Después de varias escenas de tiroteos, Cale y el presidente terminan escapando juntos. Pero la cosa no es fácil, ya que la hija del héroe de guerra de Afganistán ha sido tomada como rehén y las intenciones de Cale lo hacen no salir de la casa presidencial hasta recuperar a su hija, la cual con su celular ha logrado subir videos a YouTube de los terroristas y que la ponen más en peligro cuando éstos descubren lo que ha hecho.

Hay muchas escenas cómicas en la película que quizás están de más y que le quitan un poco de seriedad, pero hay otras que encajan a la perfección, sobretodo aquellas relacionadas con el nulo entrenamiento militar con el que cuenta el presidente y que lo ponen en situaciones que le harán dudar de haber querido dirigir al país desde un principio.

A pesar de que la película tarda en arrancar, pasados los primeros 30 minutos la acción comienza de lleno y no para sino hasta el final. Quizás no sea el filme que mejor represente el trabajo que se realiza en la vida real en la Casa Blanca o el conflicto que tal vez siempre exista con los terroristas, pero al menos la película cumple con su propósito inicial de que pasemos un buen rato tratando de desenmarañar el conflicto que en ella se nos presenta. 


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