martes, 1 de octubre de 2013

Crítica: Elysium

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Con Elysium, un thriller de acción ambientado en un futuro apocalíptico, el cineasta sudafricano Neill Blomkamp demuestra que él es el maestro de la alegoría política distópica. En su debut en el 2009, con District 9, utilizó una historia de ciencia ficción igualmente pesimista como una metáfora salvajemente imaginativa del pasado de la discriminación racial de su país y los artefactos de hoy en día.

Elysium no trae ese mismo impacto sorprendente y su agenda política es mucho más torpe, pero Blomkamp muestra que, junto a los contemporáneos tales como Rian Johnson y Duncan Jones, es parte de una generación innovadora para dar nueva vida a un género de larga tradición.

Llevándose a cabo en el año 2154, Elysium toma lugar en un Los Ángeles contaminado, sobrepoblado, controlado por intereses corporativos y robopolicías implacables, y donde un exconvicto llamado Max (Matt Damon) trabaja en una fábrica encargada de crear a los robots que funcionan como sirvientes a los humanos más poderosos y ricos.

Con la cabeza rapada y su cuerpo cubierto de tatuajes, el protagonista es enviado en una misión a Elysium, un complejo satelital de elite que sirve para que los más ricos tengan una vida de lujo fuera del desastre en el que se ha convertido la Tierra, para curarse de la radiación a la que fue expuesto en su trabajo.

Como era de esperarse, la actitud dura de Max se quiebra después de tener un reencuentro con su amor de niño, Frey, interpretado por Alice Braga, aunque una vez que está equipado con una armadura computarizada después de una secuencia horriblemente gráfica ambientada en un desguazadero humano, Max se convierte en una especie de súper antihéroe que promete traer la riqueza, la serenidad y las cápsulas curativas para todos los sistemas de atención de salud de las masas apiñadas de la Tierra.

Para lograr esto, deberá conquistar a la reina de hielo de Elysium, me refiero a la secretaria de la defensa del complejo, interpretada por Jodie Foster y quien tiene un acento que no acaba de determinarse a qué idioma pertenece, y de paso, acabar con su sirviente más leal llamado Kruger, interpretado por la estrella de District 9, Sharlto Copley, quien cuenta con algunos toques de ingenio mezquinos.

Nada en la película se compara con la fascinación de su premisa y sus diez minutos iniciales. Sin embargo, una vez que la narrativa comienza a desenvolverse, la cinta comienza a perder un poco de su calidad distintiva. Por ejemplo, a mí me hubiera gustado conocer más sobre la vida cotidiana del día a día en la colonia elitista, pero de manera frustrante, es realmente poco lo que se muestra de ello y el énfasis está más en la batalla de Max con los antagonistas.

Afortunadamente, lo anterior se compensa con los asombrosos efectos especiales, aunque hay algunos momentos que son difíciles para la vista debido a lo gráficos que son, como por ejemplo, el momento de la explosión de una granada en el rostro. Aún así, la película logra encontrar un buen equilibrio de destrucción y batallas cuerpo a cuerpo para que sea más digerible.

Al final de cuentas, estamos ante una buena película de acción y de ciencia ficción, a pesar de la mala actuación de Jodie Foster que se ve compensada por el buen papel que hace Matt Damon. Realmente vale bastante la pena verla, sobretodo aquellos amantes de los videojuegos, ya que seguro reconocerán muchos elementos tomados de la saga de Halo que les pondrán una sonrisa en el rostro.

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