domingo, 23 de febrero de 2014

Crítica: 12 Años Esclavo

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12 Años Esclavo, de Steve McQueen, es una magnífica película angustiante que lleva a la pantalla grande una gran dramatización de la esclavitud en Estados Unidos. Basada en hechos reales, la cinta comienza en 1841, contándonos la historia de un hombre negro libre de Saratoga Springs, Nueva York. Su nombre es Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor), un músico que se pasea con un traje gris elegante, seguro de la modestia cortesana de su vida como esposo y padre de dos hijos. Más adelante, acepta una oferta para ir a Washington, DC, con un par de actores de un circo que solicitan sus servicios debido a la escasez de talento musical en la región. Cuando están celebrando con vino en un restaurante, todos en la sala de cine tenemos esa sensación de que esto es demasiado bueno para ser verdad. Y en efecto, Solomon no fue contratado por sus talentos, sino para ser traficado.

Él despierta en una prisión cruda y fría, con una telaraña de cadenas de arresto en los brazos y piernas. Los traficantes lo drogaron y es enviado a Louisiana, donde será vendido como esclavo. Contemplando sus cadenas como si estuviera en un mal sueño del cual simplemente tendrá que despertar, el brillante Chiwetel Ejiofor nos sitúa justo dentro de la piel de Solomon, y al instante estamos compartiendo el horror en que la vida de este hombre se ha convertido.

El actor quizás tiene algunos de los ojos más elocuentes vistos en el mundo del cine actual. Son esferas de expresión pura, y en esta película tienen que ser así porque Solomon rara vez habla de lo que está sintiendo. Su mirada intensamente llena de agonía, no es solo la de un hombre privado de su libertad, sino también representa la renuncia a la desesperación. Pase lo que pase, hará lo posible por sobrevivir. A pesar de que conocerá la miseria, no caerá en la trampa de la locura y trascenderá.

El poder de escaldado del arte de McQueen comienza con el hecho de que Solomon no nació en la esclavitud humana para atraernos a la experiencia de opresión y explotación. Él tiene que aprender a responder a los insultos y azotes con el silencio, y a fingir que es un adulador que no sabe leer ni escribir. La crueldad de ese proceso se convierte en el camino de la película de dramatizar la falta de naturalidad de la esclavitud.

12 Años Esclavo está basada en un libro que el propio Northup escribió sobre su terrible experiencia, y McQueen, trabajando con un excelente guión de John Ridley, ha estructurado la película como una serie diaria de incidentes. No hay arcos argumentales inventados para rellenar lo que estamos viendo. La aplastante realidad de la existencia del día a día de Solomon es todo el drama que la película necesita. Su primer año (Benedict Cumberbatch) revela algunos instintos humanos, como su conducta, la cual podría considerarse humanitaria. Pero entonces, después de mostrar demasiado orgullo, Solomon consigue ser vendido a Edwin Epps (Michael Fassbender), un propietario de plantaciones de algodón.

Él puede ver el fuego en el corazón de Solomon y es impulsado a quebrarlo. Cuando se entera de que Solomon trató de conseguir que un trabajador blanco enviara una carta al norte para explicar su situación, lo sostiene de la camisa, observándolo muy de cerca y diciéndole que sabe lo que está pasando. Solomon enfrenta la situación con una mentira ingeniosa que debe sostener durante varios minutos, sin temblar y mirando directamente a su supervisor. 

Edwin tiene una obsesión con Patsey (Lupita Nyong'o), la esclava que recoge más algodón cada día que cualquier otro y con quien desquita sus deseos sexuales con regularidad. Su relación se convierte en parte de un triángulo degradado, ya que la esposa de Edwin (Sarah Paulson) es consciente de su fijación. Debido a sus celos, y para disgusto de Edwin a sus propios deseos, Patsey es sometida a los tormentos del infierno con una de las escenas de azotes con látigos más gráficas que hayamos visto en mucho tiempo. Cabe destacar que la actuación de Nyong'o aquí es aplastante.

Pero el extraordinario desempeño de Ejiofor es lo que hace que la película se mantenga íntegra. Él le da a Solomon una fuerza interior profunda, aunque nunca suaviza la pesadilla de su existencia. Su dolor definitivo no son los golpes o la humillación. Se trata de ser arrancado y alejado de su familia y de todo lo que él es. 12 Años Esclavo nos permite apreciar el pecado de Estados Unidos con los ojos abiertos, siendo una película que logra tocar varias emociones y que nos permite apreciar las maravillas del mundo actual libre.


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